Una cosa a añadir a la lista de preocupaciones que los padres llevamos de serie es el COVID-19 y cómo podemos proteger a nuestros hijos, y por ende, a nuestros padres de la enfermedad.
Las recomendaciones de las autoridades sanitarias son claras para todos los grupos de edad: lavado continuo de manos (con agua y jabón o con gel higienizante), distancia de al menos dos metros, evitar reuniones numerosas y el uso de mascarilla obligatoria en mayores de 6 años y recomendada entre 3 y 6 años. En niños menores de 3 años las recomendaciones son especialmente necesarias ya que no deben usar mascarillas por el riesgo de asfixia que dichas mascarillas entrañan para ellos.
Después de leer este artículo sobre COVID-19 en los niños me gustaría compartir con vosotros las nuevas normas por las que nos regimos en casa a fin de minimizar el riesgo de contagio como padres y responsables de un bebé de año y medio e hijos de personas mayores en edad de riesgo, y que se suman a las recomendaciones de las autoridades competentes.
El lavado de manos al llegar a casa está presente, por descontado. Para evitar el gel hidroalcohólico, al menos en algunos de los lavados de manos de fuera de casa, llevamos una disolución jabonosa con el jabón de Wedela que no necesita aclarado y una toalla pequeña para secarnos las manos.
Al llegar a casa los zapatos los dejamos en la entrada para no caminar con ellos por toda la casa. Para ello hemos reestructurado un poco los muebles y hemos añadido un banco- zapatero. De forma que cualquier persona que llegue a casa puede cómodamente quitarse y ponerse los zapatos en la puerta.
La ropa que llevamos puesta en la calle también nos la quitamos al llegar a casa y se deja directamente para lavar o se lleva a la terraza y se cuelga en un perchero que hemos puesto allí para este fin. Quizá no haga falta lavar a diario los vaqueros, pero tampoco quiero que nos sentemos en el sofá con ellos.
Y, por supuesto cada cosa que está en la calle y tiene que entrar a casa como el carro de la compra o el carrito del bebé los desinfectamos antes de meterlo en casa con una disolución de lejía al 50% o con Sanytol. Al igual que fregamos el suelo a diario y limpiamos concienzudamente si alguien viene de visita, antes de que venga y cuando se va.
Con todas estas medidas simplemente estamos tratando de, sin salir completamente locos, minimizar el riesgo de contagio a nuestra hija, nuestros padres y a nosotros mismos con la información de la que hoy en día disponemos.
Si bien es cierto que casi a diario sale un estudio nuevo que contradice a todo lo anterior, tratemos de ser responsables entre todos para que, de verdad, TODO SALGA BIEN.